Artemio Lupín

Un blog literario, cultural y satírico que pretende practicar la crítica social y de costumbres.

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Location: Santiago, Chile

Monday, December 21, 2009

Avanti con el nulo!


Somos los irreductibles. El Frente de la Firmeza. Nuestra consigna central es Todo o nada. O habrá revoluc ión proletaria, con las masas sublevadas asaltando el Palacio del Invierno, o no nos conformaremos con nada menos que eso.

Somos los que anulamos por defecto y en forma perseverante. Porque siempre nos hemos opuesto a la farsa electoralista. El poder, ya se sabe (Mao dixit), nace del fusil, y todos los demás son placebos imbéciles. Artimañas para embaucar a los iletrados políticos, que se dejan conducir como corderos a las urnas.

Somos los esclarecidos, los que no nos dejamos meter el dedo en la boca con chantajes morales, los que hacemos llamados a votar “nulo, mierda”, y que después caiga el diluvio sobre lo que quede de nosotros. Tal vez porque creemos que si ayudamos a agudizar las contradicciones, estaremos acelerando la hora del inevitable despertar del pueblo.

Y que les quede claro: nosotros no somos anuladores de la última hora, votantes enrabiados porque el líder mesiánico que lo iba a cambiar todo, no se le dieron las cosas. Nada de eso.

Somos nihilistas desde el primer segundo, y si antes pregonábamos “Anula con la tula”, o “Luche y vote en blanco”, ahora decimos que Frei y Piñera dan lo mismo y que no hay mal menor que por bien no venga, sino un sistema al que vamos a echar abajo guiados por nuestra sola voluntad.

¿Qué importa que las tradiciones de la izquierda chilena se relacionen, desde temprano, con la lucha electoral, como un espacio apto para la agitación política y la toma de conciencia de los ciudadanos?

¿Qué importa si desde los tiempos de Luis Emilio Recabarren haya quienes creyeron que, aun con todas las trampas que presupone la “democracia burguesa”, era importante intentar acceder al Parlamento para tener voz y voto en la agenda nacional?

¿Qué importa, por otro lado, si Salvador Allende, ese burgués contumaz y pije reconocido, se haya candidateado en múltiples oportunidades para la Presidencia, hasta que por fin le dio el palo al gato y llegó a La Moneda?

¿Qué importa si hasta nuestros guerrilleros, que también los tuvimos –algunos de palabra, y otros consecuentes hasta el fin con su ideario-, hayan postulado, en alguna ocasión, el “voto más fusil” y convocado a apoyar a los sectores más avanzados de lo que entonces se llamaba el “campo popular”?

¿Qué importa, por último, que nuestro discurso se tiña bastante con la demagogia de la pureza extrema y enarbole la bandera de la anticorrupción (enseña que -no está demás decirlo- suele ser utilizada por quienes descreen de la democracia como sistema)?

¿Y qué importa, además, si nos hermanamos con los fachos, cuando criticamos a los “señores políticos”, a la “corrupción sistemática” y a toda la basura del show representativo y parlamentario?

Todas esas pamplinas saltaron por los aires cuando la derecha decidió violar sus propias reglas e instaurar la dictadura más salvaje y desembozada del capital. Pero como más saben por diablos que por viejos, después volvieron a dorarnos la píldora con el Estado de Derecho y esas tonteras. Y no faltaron los que cayeron en la celada.

Trampas aptas para cazar a reformistas y conciliadores de toda laya, pero nunca a nosotros, que somos el bastión de los incontaminados y de la conservación férrea de los principios. No somos cómplices del circo electoral y nunca lo seremos. No jugamos con cartas marcadas de antemano. Lo nuestro es la movilización intransigente detrás de objetivos máximos que nunca cederemos.

Revolución socialista y toma del poder. Y si entre tanto, gana Piñera, nos da exactamente lo mismo… O hasta diría que nos puede llegar a ir un poco mejor, pues las masas proletarias, al calor de la lucha, irán abandonando poco a poco a Yingo, a Calle 7 o a Pelotón (los alucinógenos mediáticos con los que el sistema captura hasta hoy sus mentes) para iniciar un lento proceso de toma de conciencia que culminará en el socialismo, o en algo muy parecido.

Como se decía en los 60, época, sin duda, gloriosa de la Humanidad: “Cuanto peor, mejor…”, antes de que la dictadura viniera a demostrarnos cuán peor podíamos llegar verdaderamente a estar, en la escala del blanco al negro y de la civilización a la barbarie.

En fin. No nos veamos la suerte entre gitanos. Con Longueira como ministro del Interior y con Jaime Guzmán como líder espiritual desde ultratumba de un eventual gobierno de Sebastián Piñera, estarían dadas todas las condiciones, objetivas y subjetivas a un tiempo, para que la chispa de la insurrección incendiara la pradera de estos campos bordados de flores, que hoy aparentan una engañosa placidez.

Así que a no aflojar, compañeros. Sigamos en la dura, mientras la edad y el Viagra nos lo permitan. .. Y repitamos, para darnos ánimo, aquellos viejos versitos picarescos, de inolvidable procedencia latina. Aquellos que sostienen que “si el vigore mengua, avanti con la lengua…” Y si “el vigore è nulo, avanti con el culo…” Como los partos, que combatían dando la espalda a sus enemigos. Y, en consecuencia, también a la realidad…

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