Artemio Lupín

Un blog literario, cultural y satírico que pretende practicar la crítica social y de costumbres.

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Saturday, August 15, 2009

El corazón del hombre-bomba


Leo en la revista brasileña Piauí una interesantísima entrevista a Hany Abu-Asad, director de cine palestino que anota en su bitácora la realización del polémico filme “Paradise now”. Esta película, si alguien no la recuerda, se mete en la cabeza y en el corazón de un par de jóvenes, que en la Palestina ocupada por Israel, no encuentran otro camino para expresar su desesperación que convertirse en hombres-bombas.

“Paradise now” estuvo postulado al Oscar como mejor filme extranjero, aunque, como se imaginarán, concitó manifestaciones en su contra, mientras su director era acusado de apología del terrorismo y cosas parecidas. Pese a que no es “La batalla de Argel” y, en general, no está animado por ninguna épica, salvo la de la desesperanza de quienes viven en un verdadero gueto, creado por las históricas víctimas de estos cerrados “condominios” diseñados para seres humanos de segunda o tercera categoría.

La excelente entrevista a Abu-Asad, realizada por la actriz Fernanda Torres, permite oír de primera mano la voz de un intelectual de origen árabe que hace agudas reflexiones en torno a la situación que vive su pueblo y, en general, la humanidad, a partir del nuevo cuadro que se generó con el atentado contra las Torres Gemelas, en 2001. Y eso, de por sí, no es nada frecuente, en los medios de comunicación convencionales.

Nativo de Nazaret, Hani estudió Ingeniería Aeronáutica en Holanda, y tuvo mucho éxito en esa profesión, llegando a inventar a los 26 años un compuesto de fibra de carbono que patentó a su nombre y es usado hasta hoy en grandes aviones de pasajeros para ahorrar energía. El hecho de vivir en Nazaret, una ciudad sagrada para la Iglesia Católica por ser aquella en la que Jesucristo creció, hizo que él y su familia no debieran partir al exilio como otras tantas familias palestinas.

“Obama es Bush con vaselina”

Hombre de juicios rotundos, no tiene problemas en afirmar que “Bush es la verdadera cara de (Norte) América. Obama es Bush con vaselina”. Sostiene que las promesas del comunismo no tienen ninguna chance cuando son comparadas con las ventajas capitalistas. “El comunismo y el capitalismo disputan aquí en la Tierra el puesto de mejor organización sociopolítica. Ocurre que el capitalismo es el mejor sistema de recompensa terrena que el hombre inventó. Entonces, el juicio divino y la vida eterna post mortem son las únicas armas existentes para hacer frente a los valores burgueses del capital”, declara, sin temor a la controversia.

“Para los que creen en el paraíso (lo que no es su caso, pues se declara ateo), las ventajas son tentadoras: ríos de bebidas alcohólicas, centenares de vírgenes esperando convertirse en mujeres y la posibilidad de pecar ad infinitum sin ser castigados”.

¿Cómo se convirtió en ateo? La anécdota es divertida: su madre lo sorprendió, en plena pubertad, entregado a los placeres de Onán, y lo golpeó en las manos con vigor. Le dijo que nunca más repitiese ese acto impuro, pues de lo contrario ardería en las llamas del infierno. “Una noche, atormentado por las hormonas, y sintiendo ya el olor a chamuscado de la condena eterna, fui tomado por un pensamiento revelador: ¿Y si Dios no existe? La idea le trajo alivio inmediato y liberó al adolescente de la culpa.

Provocador hasta el hartazgo, Hany Abu-Asad se declara, desde el punto de vista ideológico, un ex comunista en vías de tornarse aún más radical. Como dice Torres, en una lúcida observación dentro de la nota, “conversar con Hany es como ver a Occidente por el reverso”.

Sobre el “choque de civilizaciones”, para decirlo en palabras de Huntington, que enfrenta hoy a Occidente con el Islam, su explicación histórica es muy sencilla: “Francia e Inglaterra trazaron un plan para quedarse con el petróleo de Medio Oriente, casi cien años atrás. Está todo documentado en el Tratado de Sykes-Picot, firmado el 16 de mayo de 1916. La técnica utilizada fue la de dividir para conquistar. Arabia fue descuartizada en países ficticios, que fueron entregadas a tribus rivales entre sí. Los jefes de las tribus fueron declarados reyes con la misma pluma usada para firmar el tratado. Obviamente, los soberanos se mantuvieron fieles a los intereses de afuera, que los entronizaron en el poder. En resumen, nos convertimos en un barril de pólvora”.

Botox o burka

Otra perla escogida de sus declaraciones: “A veces me pregunto que es más cruel: usar un velo para cubrirse o ser obligada a aparentar eternamente 20 años. Veo una gran ansiedad en las mujeres independientes de hoy. Ellas jamás alcanzarán el ideal de belleza estampado en las revistas, y sufren con ello”. En esa lógica, según el cineasta, la diseminación de la cirugía plástica, cada vez a más temprana edad; el uso indiscriminado del botox y todo tipo de tratamientos costosos en procura de conseguir la eterna juventud serían más abyectos y abominables que la burka.

“Es claro que usted siempre puede argumentar que aquí –es decir, en Occidente- existe la libre elección. Pero yo encuentro que esa libertad es pura ficción. Lo que existe es otro tipo de esclavitud”, añade Abu-Assad, quien remata su frase con una zumbona ironía: “La burka debe ser una bendición para las mujeres feas…”

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