Artemio Lupín

Un blog literario, cultural y satírico que pretende practicar la crítica social y de costumbres.

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Tuesday, December 26, 2006

Strange fruit


“No maldigas el alma que se ausenta, dejando la memoria del suicida, quién sabe qué oleajes qué tormentas lo alejaron de las playas de la vida...”



Pienso en las almas tiernas de Pamela Pizarro, alumna de 13 años del colegio Javiera Carrera de Iquique, y de Francisca Badilla, estudiante de 18 años del colegio Concepción de Talca, que se ahorcaron en días recientes, dando pasto al sensacionalismo y al horror de los bienpensantes.

De hecho, a más de alguno se le atragantó la tostada al desayunarse con semejantes novedades, pero el tráfago de las noticias cotidianas, donde una va a reemplazando a la otra, sin tregua alguna y sin darnos la posibilidad de detenernos a reflexionar sobre nada, hizo que cayeran de cartel, siendo suplantadas por la Teletón –el gran día de bondad de Chile-, el partido de ida de Colo Colo contra el Pachuca y el triunfo de Juvenal Olmos en “El Baile”, que sirvió para recomponer su imagen perdedora y hacer olvidar un poco que todo el Estadio Nacional lo había puteado a coro cuando Chile quedó eliminado penosamente en las clasificatorias del último Mundial de fútbol.

Así es. La vida a ciertas personas les da siempre una segunda oportunidad. Pero ése no fue el caso de la pequeña Pamela, quien cansada de ser hostigada por espacio de dos años en su escuela decidió colgarse al interior de su casa, en la calle Los Chunchos, de Iquique. Parece que algunos de sus pares no toleraron que Pamela fuera una buena chica, que se sacaba excelentes notas y que no molestaba a nadie. Además, era bonita y de seguro era considerada insoportablemente “perna” por los piolas de siempre que se entretenían acosándola y que llegaron hasta a agredirla físicamente porque no la aguantaban. Ya se sabe: si la envidia fuera tiña, muchos andarían ostentando su calvicie en este país de chaqueteros y apatotados.

La cosa llegó al colmo, cuando incluso después de que se supiera el infausto final de esta niña algún infame malnacido o malnacida subió a un fotolog nuevas expresiones de su mala leche, al asegurar que si ella no se hubiera matado por su propia mano sus acosadores lo hubieran hecho. Qué decir ante tanta exhibición de malformación moral irremediable. Si hasta la Presidenta se vio obligado a señalar que algo debemos estar haciendo mal como sociedad para que ocurran estas situaciones.

Por esos mismos días, en Arica, no muy lejos de allí, afloró otro caso que muestra uno de los rostros más innobles de nuestro país: el de la xenofobia, teniendo como víctima a otra niña, una menor de 14 años, de nacionalidad colombiana, que fue agredida a la salida de la Escuela Centenario, donde cursaba octavo año, por los parientes de la alumna de otro octavo básico, que las había emprendido contra ella por el solo hecho de ser extranjera y probablemente más morenita que el resto. Las autoridades educaciones se lavaron olímpicamente las manos ante estos hechos, diciendo que habían ocurrido fuera del establecimiento y por lo tanto ellos no tenían nada que ver con el asunto. Consecuencias: la madre de la menor A.K.A.A. terminó anunciando que iba a tener que mudarse a Santiago ante la indefensión en la que se encontraba su hija.

Último eslabón de la cadena: el suicidio de Francisca Badilla, aunque en este caso no hay, que se sepa, agresiones ni acoso en su contra sino simplemente un estado depresivo, mediado por un traslado escolar de Linares a Talca y el estar lejos de sus padres y hermanos. La adolescente se despidió de sus amigas a través de un fotolog, medio que también es empleado (así ocurrió en el caso de Pamela) como vía de agresiones que quedan impunes merced al anonimato. Lo cierto es que en función de toda esta cadena macabra se conocieron datos que impactan. Por ejemplo, que los sucidios juveniles se triplicaron en Chile en los últimos diez años, según cifras oficiales del Ministerio de Salud. Y la última encuesta de salud escolar de la OMS indica que un 21% de los adolescentes chilenos han pensado alguna vez en el suicidio.

Por eso es que, como les decía, al principio me he puesto dark, sombrío. Y he recordado unos versos que recitaba mi padre y que, según él, pertenecían a un autor latinoamericano de la época de José Santos Chocano o José Asunción Silva, si es que no era acaso de uno de ambos; en todo caso, fieles seguidores y adláteres de Rubén Darío y el modernismo.

En el caso de Pamela, sin lugar a dudas, no hay mayores misterios: la humillaban, la insultaban, le ponían sobrenombres, le tiraban el pelo, le robaban objetos, le abrían la mochila, la amenazaban a través de correos y del messenger, etcétera, etc.. Con esa maldad en estado puro que exhiben los impúberes y algunos bastante ya creciditos. La última perla era anunciarle que la iban a ahogar en el paseo de fin de año.

En el caso de Francisca, en cambio, no está muy claro finalmente que la llevó a tomar esta determinación y a escribir en su álbum virtual de fotografías “comienzo un nuevo camino”, antes de ahorcarse en el parrón de su casa. “Quién sabe qué oleajes qué tormentas la alejaron de las playas de la vida...”

Como sea, la respuesta del Estado frente a estas situaciones no ha podido ser más débil. En Iquique, el seremi de Educación resolvió abrir un sumario para establecer una posible negligencia por parte de la directora. Y no se necesita ser Mandrake el Mago para saber que seguramente todo esto terminará en nada. Pura hojarasca de papeleo inútil, para emplear la metáfora de Ricardo III. Y de paso, como quien no quiere la cosa, cerrar por anticipado el año escolar de los octavos básicos de las escuelas para que los acosadores respiren tranquilos, teniendo la certeza de que no deberán dar cuentas a nadie de su proceder, pues el acoso o mobbing, como se sabe, no es fácil de probar judicialmente.

Ese Estado ausente y que renuncia a asumir sus responsabilidades se contradice de lleno y se da de narices con lo que decía Michelle Bachelet, de que algo debemos estar haciendo mal. Pero, a esta altura, qué le hace una raya más al tigre y una contradicción más al paraíso de las contradicciones, donde Augusto se apresta a recibir honores de jefe de estado o, en su defecto, de comandante en jefe del Ejército, cuando deba pasar del reino de los vivos al de los muertos.

Mientras tanto, sin embargo, pienso en las niñas. En sus cuerpos meciéndose desde las vigas en que las puso nuestra indeferencia. En esa “extraña fruta” colgando de los árboles que inspiró uno de los más feroces blues de Billie Holiday. La música que en estos momentos mejor rima con mi dolido corazón.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Me sorprende que nadie hiciera comentarios a esta columna en su momento? La leo 6 años después de escrita y el problema sigue igual. Pensaba que el bullying era más frecuente en la gran urbe, debido a la estresante vida en esta ciudad, pero veo que ocurre tanto o más en regiones, sorprendente porque allí el vínculo familiar suele ser más estrecho. Quién pudiera decirle a estos chicos y chicas que la están pasando mal, que deben hablar, buscar ayuda, la vida escolar puede ser tan estrecha, que tengan paciencia, hay un mundo afuera que los espera.

2:50 PM  

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